PASAJE A:

Cuando estaba en cuarto grado a nadie le caía bien porque mi hermano fue arrestado y eso hizo que todos pensaran que yo también podría hacer algo ilegal. Herir mis sentimientos era tener que sentarse en la escuela todos los días y no hablar con nadie. Cuando era hora de trabajar en grupos, tenía que sentarme con un grupo de niños que sabía que me odiaban. A veces decían algo malo o alejaban una silla cuando parecía que podía sentarme con ellos. Fue peor durante el almuerzo y en el autobús cuando los niños gritaban cosas sobre mi hermano y me preguntaban si lo visitaba en la cárcel. Después de un tiempo ya no quería ir más a la escuela y fingía estar enfermo todos los días para poder quedarme en casa. Decirles a mis padres y mis maestros no cambió nada. Después de un tiempo, mis padres decidieron dejarme cambiar de escuela. El primer año en mi nueva escuela fue malo porque no conocía a nadie y tenía miedo de hablar con la gente por todo lo que sucedió en la anterior. Después de un tiempo hice algunos amigos y empecé a sentirme mejor hablando con la gente. Ahora tengo algunos amigos y no siento que la gente me esté intimidando más.

PASAJE B:

Según el Dr. Norman Anderson, director ejecutivo de la Asociación Americana de Psicología, el acoso es cualquier tipo de comportamiento agresivo en el que alguien intenta intencionalmente dañar o causar malestar a otra persona. El acoso puede ser en forma de contacto físico, pero se demuestra con la misma frecuencia en comentarios crueles, exclusión intencional de la víctima o, en años recientes, acoso cibernético, en el que el agresor ataca a la víctima por correo electrónico, redes sociales o mensajes de texto. No hay una causa única e identificable de intimidación. El acoso a menudo ocurre como resultado de influencias de grupos de pares, grupos familiares, comunidad o incluso los medios. Por lo tanto, es importante involucrar a todos estos grupos para que cualquier esfuerzo contra el acoso sea exitoso. Durante muchos años, el principal medio empleado por las escuelas para lidiar con el acoso entre estudiantes ha sido castigar al agresor. La investigación ha demostrado que las consecuencias disciplinarias por sí solas no frenarán significativamente el acoso en entornos académicos. Los profesores y administradores deben estar capacitados para identificar señales tempranas de advertencia de que los estudiantes son agresores o acosadores, y los “espectadores”, estudiantes que no son agresores, pero que no hacen nada para inhibir el acoso que presencian, que deben tener capacitación interpersonal para ayudarlos a intervenir cuando son testigos de acoso dentro de sus grupos de pares.

Según el autor del pasaje B, ¿qué estrategia habría ayudado al autor del pasaje A?